Podríamos definir este patrón de forma de ser como una carencia patológica de modestia.
Esto lleva a la persona que lo padece a tener muchas dificultades en sus relaciones personales, ya que no presentan una inteligencia emocional interpersonal adecuada para resolver de forma asertiva situaciones de la vida cotidiana.
Trabajar la empatía, la comunicación y la autogestión personal son objetivos fundamentales para una mejora en este trastorno, y por lo tanto en la calidad de vida de quien lo padece y sus allegados. Muchas frustraciones personales, laborales y sociales llevan detrás una dificultad narcisista en la que es posible mejorar con una terapia adecuada.