El trastorno de personalidad por dependencia se caracteriza por una pauta generalizada de conducta dependiente y sumisa, por la cual la persona es incapaz de tomar decisiones de la vida cotidiana sin consejo, teme el rechazo, acepta cosas que le desagradan con tal de gustar a los demás, se siente desvalido, solo, teme el abandono.
Este problema va a suponer una limitación grave en la vida de la persona. Fomentar su capacidad y autonomía, la seguridad en sí mismo y la iniciativa son objetivos naturales para el trabajo con las personas dependientes.