La personalidad antisocial supone un incumplimiento reiterado de obligaciones, una pauta de conducta irregular e irresponsable, no se adecua a normas sociales ni acata la ley, descuida su seguridad y la de otros.
Es irritable y agresivo, es impulsivo e incapaz de ver las consecuencias a largo plazo de sus actos.
Si no se trata de manera intensiva, a largo plazo existe una probabilidad muy alta de problemas con la ley y a una desadaptación conductual grave.