La fibromialgia se define como un síndrome doloroso crónico sin una etiología orgánica totalmente conocida. El síntoma principal de las personas afectadas es un dolor generalizado y una sensación de agotamiento y fatiga muscular que dificulta la realización de las actividades de la vida diaria.
Se trata de un trastorno complejo ya que los síntomas pueden variar de una persona a otra tanto en su manifestación como en su intensidad. Además, es frecuente que los afectados/as presenten también síndrome del colon irritable, trastornos del sueño, rigidez muscular, dolores de cabeza, parestesias, entumecimiento u hormigueo, mareos, problemas de memoria y de atención, mala tolerancia al ejercicio físico, problemas psicopatológicos (ansiedad, depresión especialmente) pudiendo ser una sintomatología muy incapacitante.
Hoy en día se desconoce la causa que origina el dolor, aunque se habla de cierta vulnerabilidad genética y una respuesta anómala del Sistema Nervioso, asociada a una mayor sensibilidad al dolor.
El tratamiento más adecuado es un tratamiento integral biopsicosocial, teniendo en cuenta no solo los aspectos médicos, sino también los aspectos psicológicos y sociales. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser uno de los pilares básicos donde sustentar el tratamiento de estos/as pacientes con dolor crónico con el objetivo de cambiar las actitudes y los comportamientos aprendidos en relación al dolor y modificar de esta manera tanto la conducta manifiesta como la experiencia subjetiva de dolor y así ganar cierto control sobre dicho dolor y mejorar la calidad de vida.