La actividad sexual es una forma importante de conectarnos con nosotros mismos y con los demás y muchas personas creen que el placer sexual es una de las experiencias más gratificantes de la vida.
Es por esto que, a lo largo de la historia y a través de las diferentes culturas el hombre ha pretendido mejorar las técnicas amorosas con el objetivo de alcanzar una mayor satisfacción sexual.
Dado que la causa de las disfunciones sexuales pueden ser orgánicas, psicógenas o ambas, la terapia sexual requiere una evaluación que incluya el examen médico y el psicológico. Por ejemplo en el caso de la disfunción eréctil ("impotencia"), la causa puede incluir, por un lado, problemas circulatorios, y por otro, ansiedad. Lo más habitual es que la causa de las disfunciones sexuales sea psicógena.
Posibles causas psicógenas de las disfunciones sexuales.
Hay una serie de factores que predisponen a que una persona padezca una disfunción sexual, como son:
- Una información sexual inadecuada.
- Modelos paternos con relaciones conflictivas o deterioradas.
- Inseguridad en el propio género.
- Expectativas irreales o inadecuadas sobre la sexualidad.
- Educación moral restrictiva y/o castigos de conductas sexuales en la adolescencia.
Junto a estos factores predisponentes o de forma aislada también se pueden dar factores precipitantes de las disfunciones sexuales como los siguientes:
- Problemas en la relación de pareja.
- Conductas o experiencias inadecuadas en la relación sexual.
- Inadaptación a los cambios en las respuestas sexuales propias de la edad.
- Disfunción sexual del otro miembro de la pareja.
- Problemas familiares, personales, laborales, etc.
- Condicionantes psico-biológicos relacionados con el embarazo o el parto.
- Trastornos psicológicos diferentes a la disfunción sexual (Trastorno depresivo, etc).
- Reacción a un fallo esporádico en la respuesta sexual anterior.
Una vez que ha aparecido la disfunción sexual, varios pueden ser los motivos que la mantienen. Los más frecuentes son:
- Información sexual inadecuada ya sea general o de la propia disfunción.
- Sentimientos de culpa por la disfunción.
- Problemas en la relación de pareja.
- Pesimismo en el ámbito sexual o personal: anticipación de fracasos.
- Trastornos clínicos generales: Trastorno depresivo, ansiedad, toxicomanías, anorexia, etc.