La cocaína es el psicoestimulante más consumido en los países occidentales.
Dependiendo de la cantidad y del preparado que se tome, las consecuencias para la salud física y psicológica pueden ser numerosas: sintomatología nerviosa, cambios en el carácter, alteraciones cognitivas, alucinaciones, paranoias, infarto agudo de miocardio, sinusitis, osteítis, perforación del tabique nasal, daños en el aparato digestivo, aparato hepático, sistema neuroendocrino...y un largo etcétera.
Analizando el daño desde un perfil más psicológico, cabe destacar que el consumo se convierte en el centro de los intereses de la persona adicta, de manera que se deja de lado o en un papel secundario la vida profesional, personal, familiar, social y en definitiva todo aquello que satisface a una persona. De este modo uno se siente vacío y busca llenar ese hueco con la droga, que cada vez le aleja más de lo que le hace feliz.