Y jugar ¿Cuándo?
Ya está aquí septiembre y volvemos a la carga. Nuevo curso, nuevos libros, nuevos compañeros/as, nueva etapa para algunos/as, periodos de adaptación, etc. ¡Demasiadas emociones a la vez!
Dentro de la vorágine de nuevas rutinas cada curso vuelve la misma pregunta, ¿A qué extraescolar le apunto?
“Los idiomas son importantes para esta sociedad globalizada en la que vivimos, en el futuro le abrirá muchas puertas. Deporte hay que hacer, porque el deporte es saludable y además si es en equipo aprenderá valores como la cooperación, el respeto, la empatía… Refuerzo escolar, porque claro, va justo en mate y el curso pasado ya sudamos un poco con esa asignatura”.
Y suma y sigue. Añadiendo a esto los deberes que les mandan en el colegio. Total, que nos plantamos con que la semana tiene 7 días y los niños/as tienen 8 ocupados.

Los expertos coinciden en que la etapa donde mayor facilidad de aprendizaje tiene el ser humano es en la infancia (Mas, 2013), pero esto no significa que nuestros niños/as deban hacer todo en esta etapa del desarrollo y mucho menos todo a la vez.
Es importante dejar a los niños ser niños. ¿Cuándo sabe uno que está siendo niño? Cuando JUEGA. En este caso no hablamos de juegos con pantallas, sino de ir al parque, a la plaza y crear, imaginar, relacionarse con otros en un entorno de libertad.
El juego es una actividad innata que surge de forma natural y se considera un aspecto fundamental en el desarrollo del niño. Con el juego se ejercitan capacidades y se aprende a formar parte del mundo social; fundamentalmente a través del juego simbólico, el niño pone en práctica las convenciones sociales que va aprendiendo e introduce a la vez elementos propios que le permiten modificar, improvisar o solucionar diferentes situaciones (Ruiz, 2017).
Algunos beneficios de jugar son (Moreano, 2016):
- El desarrollo de habilidades de comunicación.
- La mejora de las habilidades sociales.
- El progreso de las destrezas para resolver conflictos.
- El desarrollo de la creatividad.
- Es integrador y global en el que el funcionamiento de todo el cuerpo se ve implicado.
- Permite expresarse con libertad, hasta el punto de expresar y gestionar conflictos internos que el niño/a pueda tener.
- Estimula la capacidad de expresión emocional, de pensamiento y de acción.
- Es divertido y placentero.

Por eso consideramos que debe haber un tiempo y un espacio para el juego, para jugar. Y venimos observando desde hace varios años que ese tiempo y espacio están siendo acortados, hasta tal punto que los niños/as están dejando de serlo para pasar a ser “mini-adultos”.
Por lo que, cuando se tenga que tomar la decisión de a qué actividad extraescolar apuntar al niño/a, sería conveniente tener en cuenta qué le va a aportar y qué le va a restar.
«El niño que no juega, no es niño» Pablo Neruda
Somos conscientes de la importancia de que nuestros niños/as se formen para el futuro, pero nos estamos olvidando de su presente. La etapa infantil está llena de aprendizajes y descubrimientos que no vienen en libros, ni pueden realizarse entre cuatro paredes, permitámosles experimentarlos.
Referencias Bibliográficas
Mas, M.J. (2013). Plasticidad cerebral y aprendizaje. Neuronas en crecimiento: comprender el neurodesarrollo y los problemas neurológicos infantiles. Recuperado de: https://neuropediatra.org/2013/12/12/plasticidad-cerebral-y-aprendizaje/
Moreano, D. (2016). El beneficio del juego para el desarrollo en los niños. Revista Para el Aula (IDEA), 19. Recuperado de: https://www.usfq.edu.ec/sites/default/files/2020-07/pea_019_0007_0.pdf
Ruiz, M. (2017). El juego: una herramienta importante para el desarrollo integral del niño en Educación Infantil (tesis de grado). Facultad de Educación, Universidad de Cantabria.