El pasado 8 de marzo, además de ser el Día Internacional de la Mujer, fue día de formación para nuestra compañera Adriana.
Se conectó vía Zoom a la charla sobre “Los principios de la Disciplina Positiva en educación” impartida por Virginia Rodrigo y Beatriz Alonso, dentro de una serie de charlas que organiza la Asociación para la Promoción de la Salud (APS Bizkaia). En ella se explicaron de forma muy breve y sencilla cuáles son los 5 principios de la disciplina positiva. Este estilo educativo trata de ayudar a los adultos a entender la conducta inadecuada de los niños/as, promoviendo actitudes positivas. Además, se basa en el respeto mutuo y en la búsqueda de colaboración del menor.
Se basa en 5 principios:
- Eficaz a largo plazo
Esto significa que educar a un niño/a se hace a largo plazo. A través de tus enseñanzas le dotas de habilidades para la vida. Para ello hay que ver el error como una oportunidad de aprender; una oportunidad que a ti, como padre, madre y/o educador/a, te sirva para actuar (que no reaccionar) y capacitar al menor para que desarrolle una habilidad para responder de forma más adecuada a los retos que se le presenten.
El Foco
Para poder dotar a tu hijo/a de esas habilidades, primero has de tenerlas tú. Por eso lo primero es mirar hacia dentro de ti y tomar conciencia de lo que tienes y de lo que careces, solo así podrás empezar a aprender las habilidades que te faltan.
- Enseñar habilidades para formar un carácter íntegro
Los niños/as cuentan con una serie de herramientas para hacer frente a sus frustraciones, expresar desacuerdo… que a menudo suelen ser el insulto el grito, la pataleta, la queja… Tu labor como educador/a será dotarle de otras herramientas para que puedan afrontar esas situaciones. Ya que el “eso no se hace”, “no grites”, “no…”, “no…” no dota de herramientas de afrontamiento, sino que les deja “desnuditos” ante sus propias emociones. Esto no significa que el “NO” se deje de utilizar, pero siempre se usa con una alternativa de respuesta, es decir, si eso no entonces ¿qué sí?.
- Ser amable y firme a la vez
La AMABILIDAD hace referencia a las formas con las que nos dirigimos al otro, es decir, hay que desarrollar la empatía. Y al mismo tiempo la FIRMEZA para marcar límites a las conductas de los/las menores.
- Ayudar a tener un sentido de conexión, pertenencia e importancia
Los niños/as hacen todo lo posible por PERTENECER, esto es, por sentir que forman parte de algo, por sentirse queridos. También es fundamental que les hagas SENTIRSE ÚTILES, es decir, que son capaces. Para ello hay que dejarles asumir responsabilidades (acordes a su edad) y no hacer cosas que ellos/as pueden hacer.
- Invitar a las personas a descubrir lo capaces que son
Consiste en ALENTAR más que en alabar. Cuando se alaba a alguien se pone el foco en el resultado obtenido y no en el proceso llevado a cabo. Se expresa un juicio “me ha gustado mucho”, se dirige a la persona “pero qué maja esta niña” y se fomenta el control externo, es decir, el mensaje que le llega al niño/a es “lo importante es lo que los demás piensen de mí, sobre todo mis seres queridos”. Desde el aliento, en cambio, se prioriza el proceso “te has esforzado”, expresa valor “gracias por ayudar a poner la mesa”, se dirige a la acción “has recogido tus juguetes” y fomenta el control interno, es decir, el criterio propio.
Todo lo expuesto se llevará a cabo con grandes dosis de PACIENCIA, INGENIO y TIEMPO.