Convertirse en cuidador de un ser querido no es una tarea sencilla. Exige mucho tiempo, dedicación, sacrificio y responsabilidad, factores que se unen al hecho de que a veces no estamos preparados para esa labor. De ahí que sea muy importante cuidarse a uno mismo para evitar el desgaste físico y emocional que supone tal responsabilidad. El cuidador necesita ser cuidado para poder tener una buena calidad de vida.
FACTORES QUE FACILITAN EL CUIDADO DEL CUIDADOR: LA ACEPTACIÓN
Al comienzo es habitual no aceptar que nuestro ser querido necesita ayuda para las actividades de su vida diaria. Por ello es fundamental aceptar la nueva situación para poder adaptarse a ella.
La aceptación nos ayuda a buscar información sobre la enfermedad y los posibles cuidados que pueda conllevar. En esta etapa, el cuidador suele experimentar sentimientos difíciles de sobrellevar como la tristeza, la culpa, la ira o la frustración. Con el paso del tiempo y poco a poco, se va asumiendo la situación y con ello las nuevas responsabilidades.
LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO
Convertirse en cuidador de un ser querido implica cambios físicos, sociales y emocionales, además de cambios laborales y familiares. Las necesidades emocionales sólo podrán ser atendidas si el cuidador es capaz de identificarlas. Poner nombre a lo que uno siente y experimenta, es primordial para poder gestionarlo de forma saludable. El cuidador también ha de atender sus necesidades físicas. Para ello es importante que se dedique un tiempo para sí mismo en el que pueda descansar, hacer deporte, mantener una alimentación saludable… No cuidar de su salud física tendrá un impacto crucial en su bienestar físico y psicológico y en consecuencia, en el de su familiar dependiente.
Por otro lado, es relevante mantener sus aficiones y actividades sociales, para favorecer su calidad de vida y, por ende la de su familiar.
DETECCIÓN DE LOS SÍNTOMAS DE ALERTA
Hay que prestar atención a las señales de alerta que indican una sobrecarga en el cuidador, para poder buscar la solución más adecuada y así evitar que su salud se resienta y acabe derivando en el síndrome del cuidador quemado. Algunos de esos signos son los siguientes:
– Pérdida de energía que conlleva sensación de cansancio continuo o sueño.
– Menor interés por actividades que realizaba antes.
– Aumento o disminución del apetito.
– Sentimientos de soledad o aislamiento.
– Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo, irritabilidad o nerviosismo.
– Menor afecto e interés hacia el familiar dependiente.
– Aumento en el consumo de fármacos o sustancias adictivas.
– Problemas de memoria y/o dificultad de concentración.
– Aumento de sentimientos de tristeza, frustración y culpa.
– Problemas laborales y/o económicos.
MEDIDAS DE AUTOCUIDADO
El autocuidado es definido como las decisiones o acciones que el individuo realiza en beneficio de la propia salud, por ello es importante tener en cuenta:
– Escucha las señales de alarma anteriormente mencionadas.
– Comparte las tareas: Pedir ayuda no es un signo de debilidad. Intenta delegar algunas tareas en otros familiares. No intentes hacerlo todo tú.
– Cuídate: Duerme lo suficiente e intenta buscar momentos de descanso a lo largo del día. Cuida tu alimentación y haz algo de ejercicio regular. Esto te ayudará a sentirte mejor contigo mismo y conservar tu energía. Reserva tiempo para ti, no renuncies a tus aficiones o intereses.
– Mantén tus relaciones sociales: Los amigos y familiares son fuente de apoyo emocional. No te aísles y pídeles ayuda cuando lo estimes oportuno.
– No fomentes la dependencia: En la medida de lo posible mantén la autonomía de la persona a la que cuidas. Anímala a que haga por sí misma todo lo que pueda.
– Expresa tus sentimientos: Expresar tus sentimientos positivos ayuda a generar un ambiente más agradable y de proximidad emocional. Expresar los sentimientos negativos, te ayudará a buscar ayuda, comprensión e impedir que se acumulen y por ende, que aumente tu sufrimiento.
– Busca ayuda profesional: Si te sientes sobrecargado permítete buscar ayuda profesional. Encontrarás un espacio de desahogo y pautas para conseguir liberar la tensión acumulada además de trabajar en la aceptación y adaptación a la nueva situación.