Dormir es una actividad imprescindible para mantenernos vivos, aunque también sea uno de los grandes placeres de la vida. Mientras dormimos, nuestro organismo recupera fuerzas para poder seguir con su ciclo vital de forma enérgica y sin enfermar. Lo que seguramente no sea tan conocido es que tampoco podemos aprender sin dormir: el sueño nos capacita para adquirir conocimientos.
Reposar nos ayuda a consolidad y a pulir la información que hemos recibido durante todo el día, dejando así espacio para lo importante y a los nuevos aprendizajes, según explica el doctor Diego García-Borreguero, director médico del Instituto de Investigaciones del Sueño de Madrid. “Dormir estabiliza los recuerdos y los integra en una red de memoria a largo plazo, lo que hace que no se estanquen en el pasado, sino que podamos recuperarlos en el momento oportuno y utilizarlos en el futuro”, afirma la psicóloga Susanne Diekelmann en un artículo publicado hace ya tres años.
Diego García-Borreguero insiste en la misma idea, según el, durante la vigilia los contenidos de la memoria son clasificados en el hipocampo, una estructura del cerebro que permite su utilización rápida, en dónde se encuentran inestables y susceptibles de olvido. Aún así, durante el reposo estos recuerdos son transferidos a un depósito de almacenamiento a largo plazo, exactamente una zona del cerebro mucho más estable.
Palabras extranjeras
El sueño ayuda en el incremento de vocabulario de un idioma que no es el nuestro, pero no significa que este conocimiento nos aborde mientras estamos inconscientes, sino que existen técnicas para afianzar lo aprendido durante el descanso. Así lo demostró un experimento realizado por los psicólogos Thomas Schreiner y Björn Rasch, publicado en 2014 por Oxford University Press: los científicos enseñaron unas cuantas palabras de holandés a un grupo de alemanes nativos despiertos y después les pidieron que se acostaran.
Mientras dormían, los investigadores expusieron al sonido de estas mismas palabras a un grupo de ellos, mientras que al resto no le repitieron ninguna. Por la mañana, aquellos que habían estado escuchando las palabras durante la noche eran capaces de reconocerlas antes y de repetirlas mejor que los participantes que no habían escuchado nada.
Melodias
El profesor Paul J. Reber de la Universidad del Noroeste (Illinois, Estados Unidos) está de acuerdo con la idea de que no podemos aprender cosas nuevas cuando no estamos despiertos, pero sí potenciar un recuerdo ya existente y consolidarlo, también la interpretación de una melodía.
Es la conclusión de un ensayo llevado a cabo en 2012 por este experto y su colega, el psicólogo Ken A. Paller. Los participantes aprendieron a tocar dos melodías diferentes en un teclado. Despues, en la siesta, los investigadores hicieron sonar una de las dos melodías. Una vez despiertos, los voluntarios interpretaron con más soltura y menos errores la canción que habían estado escuchando mientras dormían.
Creatividad
Seguro que alguna vez se ha despertado con una idea genial o con la solución a un problema que le traía de cabeza, suele pasar muchas veces. Al parecer esto ocurre porque el cerebro tiene la capacidad de discernir qué recuerdos mantener en la memoria y cuáles descartar en función de su relevancia. Una vez hecho esto, puede mejorar los recuerdos conservados, ya que asocia unos con otros y realiza un proceso creativo para cubrir vacíos de información.
Dónde está el objeto que no encuentra
Esta investigación consistió en mostrar a un grupo de voluntarios varios iconos que iban siendo colocados en diferentes lugares de la pantalla de un ordenador. Según iban apareciendo, los participantes escuchaban un sonido relacionado con cada uno de ellos.
Mientras dormían, unos fueron expuestos a los sonidos que habían escuchado durante el experimento y otros no. Cuando se despertaron, los primeros no solo recordaban mejor la posición de los objetos, sino el lugar exacto donde se colocaron los iconos cuyo sonido relacionado no habían vuelto a escuchar.
El examen de mañana
Si estamos preparando un examen importante y lo hemos estado repasando al final del día, ensayamos la prueba dormidos y consolidamos la información, mejorando su recuerdo e incluso percatándonos de datos que no hemos entendido bien y de cuáles son las lecciones que nos sabemos peor.