Se define como un miedo intenso, persistente y crónico a ser juzgado, avergonzado, humillado o hacer el ridículo, que se pone de manifiesto en varios tipos de situaciones, entre las que destacan:
• Hablar en público
• Reuniones sociales en las que tendrá que relacionarse
• Encuentros inesperados con conocidos, familiares, amigos, etc.
El sentimiento de miedo es tan intenso, que en este tipo de situaciones la persona se pone nerviosa tan sólo con pensar en ello (ansiedad anticipatoria), e intenta esforzarse para controlar o suprimir la ansiedad. Estas situaciones hacen que sienta inseguro, acechado, incómodo, con sensaciones intensas y desagradables acerca de lo que pueden estar hablando, pensando o juzgando de él (cierta paranoia), y síntomas evidentes de ansiedad. Si bien el miedo a la interacción social puede ser reconocido por la persona como excesivo o irracional, su superación puede ser bastante difícil. Los síntomas físicos que acompañan a menudo el trastorno de ansiedad social incluyen rubor, sudoración profusa (hiperhidrosis), temblores, palpitaciones, náuseas, tartamudez, a menudo acompañada de un discurso acelerado. Pueden ocurrir ataques de pánico en virtud del intenso miedo y malestar. Un diagnóstico precoz puede ayudar a minimizar los síntomas y el desarrollo de problemas adicionales, como la depresión. Debido a la relevancia de este trastorno, es crucial la detección temprana.
Quienes padecen de fobia social experimentan un temor exagerado a ser objeto de juicios negativos por parte de otros. Es por ello que evitan de modo constante un gran número de actividades de orden social ya que cuando se exponen a las mismas sufren una gran tensión y síntomas ansiosos tales como: rubor, transpiración profusa, especialmente en las manos (hiperhidrosis), temblores en manos o pies, palpitaciones, taquicardias; dolor u opresión torácica, dificultad para respirar (disnea), sensación de falta de aire, molestias gastrointestinales: dolor abdominal, sensación de vacío en el estómago (epigastrio), dispepsia, descomposición intestinal, tartamudez o "temblor" en la voz, agarrotamiento y tensión muscular, deseo urgente de orinar, sensación de opresión en la cabeza o cefaleas, mareos, náuseas, sensación de fatiga, sequedad bucal, sensación de frío (escalofríos) o calor, confusión, insomnio.
Las creencias más habituales y distorsiones cognitivas son las siguientes:
1. Dificultad para pensar
2. Hipervigilancia en uno mismo y no en la tarea.
3. Temores: ser observado, sentir ansiedad, no saber comportarse, manifestar ansiedad, a la crítica, a la evaluación negativa, al rechazo.
4. Errores cognitivos:
– Metas perfeccionistas
– Sobreestimación de que le observan.
– Sobreestimación de cometer errores.
– Subestimación de las propias capacidades.
– Expectativas no realistas sobre lo que opinan los demás sobre las manifestaciones de ansiedad.
– Sobreestimación de la probabilidad de rechazo
– Creencia de actuar mal.
– Interpretaciones sesgadas de situaciones ambiguas.
– Doble estándar. Atribuciones sesgadas de éxito y fracaso.
– Sobre valoración de la crítica.
– Recuerdo de la información negativa.
Desde el punto de vista comportamental, algunas personas anticipan y evitan las situaciones sociales temidas, mientras que otras personas las afrontan pero recurren a "conductas de seguridad", es decir, conductas con las que intentan protegerse de un modo u otro para atenuar o suprimir la ansiedad. Las conductas de seguridad atenúan la ansiedad a corto plazo, pero refuerzan el trastorno a medio y largo plazo.
• Evitar mirar a los ojos o desviar la mirada.
• Apartar la mirada si cree que alguien le va a preguntar algo.
• Apoyar las manos en algún lugar por si tiemblan.
• Meterse las manos en los bolsillos.
• Cruzarse de brazos.
• Evitar ciertas personas, lugares o ambientes.
• Evitar hablar con los demás; hablar poco o nada; hablar interrumpidamente para evitar silencios; hablar muy deprisa o muy despacio; hablar sólo de un tema que se domina.
• No saludar; ignorar a los demás; no participar.
• Escapar y refugiarse en el cuarto de baño; mojarse la cara en el baño.
• Lavarse las manos.
• Ponerse la mano delante de la cara.
• Tensar los músculos fuertemente para no temblar.
• Apretar vasos y cubiertos al cogerlos.
• No comer determinadas comidas por miedo a hacer el ridículo.
• Beber mucha agua.
• Dejar de escribir cuando alguien se acerca.
• Ocultar la firma de documentos con la mano.
• Pagar en efectivo para evitar pagar con tarjetas.
• Tomar alcohol, ansiolíticos.
• Situarse de forma estratégica en reuniones
• Broncearse o maquillarse para que no se note el rubor.
• Usar ropas anchas y frescas para que no se note el sudor.
• Caminar encorvado o agachando la cabeza.
• Estrujar las manos, jugar con ellas, agarrárselas, juntarlas.
• Esconder las manos tras la espalda.
• Manipular un objeto con la mano para descargar la ansiedad (ej. bolígrafo).
• Tics y hábitos nerviosos variados: moverse