La psicoterapia es un proceso de comunicación entre un psicoterapeuta (es decir, una persona entrenada para evaluar el problema o motivo por el cual una persona llega a la consulta, proporcionar las técnicas y estrategias adecuadas para resolverlo y conseguir así la cura de la sintomatología) y la persona que acude a consultarlo (“paciente” o “cliente”), que se establece con el propósito de una mejora en la calidad de vida de éste último a través de un cambio en su estado emocional, pensamientos, actitudes y/o conductas.
Dentro de la Psicología existe una gran variedad de corrientes y enfoques teóricos que a su vez originan distintos modos de llevar a cabo el proceso de tratamiento o psicoterapia.
Los problemas psicológicos tienen solución. Se ha comprobado que la psicoterapia es un método muy eficaz, por si misma, para solucionar ciertos problemas y es parte fundamental y complemento imprescindible en el tratamiento psiquiátrico de patologías. También es útil para aquellas personas que deseen conocerse mejor para explotar al máximo sus recursos personales. En definitiva, podríamos decir que la utilidad principal de la psicoterapia es Sentirse mentalmente sano, tranquilo, bien con uno mismo y con la capacidad de conseguir todos los logros sociales que uno se proponga.
Todo tratamiento psicológico es un intento de cambio en algún aspecto de la personalidad. El proceso terapéutico, la terapia, es el trayecto que recorremos con los pacientes en ese intento de cambio, al hablar de “proceso” estamos asumiendo que esos cambios requieren tiempo y son graduales.
Nuestro cerebro almacena datos desde la infancia y lo hace, en un primer momento, sin seguir método alguno para clasificarlos u ordenarlos, hasta que, poco a poco, se van adquiriendo las normas de clasificación de dichos datos. Estos datos de información están presentes continuamente y nos sirven para entender el mundo que nos rodea y poder movernos en el de una forma adaptativa.
Pero nadie nos enseña cómo utilizar y clasificar los datos, es decir cómo procesarlos correctamente para que no se produzcan desórdenes y conductas poco adecuadas o que generan sufrimiento. Muchas veces, por desconocimiento de su funcionamiento, el mal uso de estos datos deriva en trastornos mentales que pueden ser leves o intensos según los casos.
Con la psicoterapia individual, podemos llegar a entender qué desorden se ha producido y corregirlo